martes, 24 de enero de 2012

Horrores de la Noche. Escrito por Gabriela. Donante de Órganos.

Las telarañas se pegaban a su pelo, Sara las apartó y siguió corriendo, tropezó y cayó de rodillas, en la oscuridad no veía nada. Era un túnel frío y húmedo. Sara, tenía las manos doloridas y los pies cansados, el corazón le latía precipitadamente, la boca seca y los ojos llorosos, sintió algo punzante que se elevaba en el costado de su cuerpo, un dolor lacerante, tocó su lado y la mano se le humedeció, ¡Maldita oscuridad! Balbució la joven. Se sentía agotada y, esto la obligaba a ir lentamente, parecía que todo se desarrollaba a cámara lenta.
Tropezó otra vez, palpó con las manos y encontró algo aparentemente redondo, gelatinoso, tenía pelo y,...¡Dios! Era una cabeza, olía nauseabundo, podrido, asqueroso, Sara no aguantó y comenzó a vomitar a la vez que lloraba histericamente. ¡Oh!... ¿cómo estoy aquí? ¿Cómo he llegado? ¿Qué esta pasando? ¿Debo seguir corriendo en esta dirección? ¿A dónde me lleva este camino? Gritó la muchacha angustiada.
Reinició la marcha, débil y temblando, en la oscuridad creyó ver algo que se movía, sus ojos desorbitados estaban entre esperanzados y temerosos. Le pareció que lo que había divisado ya no se encontraba donde lo había visto y siguió caminando, el lado le dolía cada vez más y apoyando su mano en el lugar notó que salía un líquido, pegajoso y caliente. ¡Estoy sangrando! Pensó, no tuvo tiempo de seguir pensando, sintió como afiladas cuchillas le desgarraban la carne, un dolor punzante le traspasó el ojo izquierdo y una bocanada de sangre se le escapó por la boca.
La joven se desplomó, su cuerpo inerte se estremeció en pequeñas convulsiones y extrañamente se proyectó elevándose en el aire, ya no había oscuridad, lo contrario, estaba rodeada de una intensa luz blanca. Ocurrió que se vio a si misma acostada en una camilla, la rodeaban dos hombres vestidos de blanco y con mascarillas, hablaban entre sí frente a su cuerpo, y Sara recordó...
Su madre le preguntaba, ¿pero es verdad que quieres ser donante de órganos? Eres muy joven para firmar ese papel. La joven sonrió respondiendo, no te preocupes mamá, es solo un impreso, solo eso, un impreso... Tengo veinte años, aún no pienso morir.



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