El comienzo para unos, el fin para otros.

 

"Está anocheciendo y ahí te encuentras tú, harta de todo, harta de vivir.

Es otra de esas noches en las que la almohada apaga y consuela tu triste lagrimal.

¡Joder! Estas cansada de la misma mierda de todos los días. 'Tan joven y tan depresiva', '¿y qué? ¡Yo no elegí ser así! Me han ido cambiando poco a poco. ¡Cambiaron mis sonrisas por lágrimas! ¿Y alguien se dió cuenta? ¡No! Porque estoy sola y siempre lo estaré... ¿Sabéis lo qué es que una talla importe más que la salud? ¡No, joder, no lo sabéis!' Dices en voz baja. 

Estas cansada de todo. Cansada de respirar, de vivir.

Todos los días la misma historia: llegas a casa con la autoestima por los suelos, te miras al espejo y sólo ves una bola de grasa inmensa. Evitas comer pero, cuando lo tienes que hacer, odias acabar sentada delante del váter mientras tus padres están distraídos.

'Bulímica y anoréxica. ¡Qué expediente más bonito!'. Piensas sarcásticamente.

Se podría decir que tienes los dientes amarillos y los nudillos de los dedos morados por el gran esfuerzo que haces para que las calorías desaparezcan de tu cuerpo.

'Es verano y te tienes que joder llevando muchísimas pulseras, ya que, eres una depresiva que lo único que le hace sentirse bien es cortarse, vomitar y el ayuno constante'.

Y te preguntas, '¿de qué sirve vivir si yo, llevo muerta desde hace mucho tiempo?'. Pero sabes que eres una cobarde y que nunca harías nada... hasta que se hace, claro, y has elegido esa noche para decirle adiós definitivamente a todo, cuando tus padres se duerman... ocurrirá.

Estas feliz pero, tienes miedo, no nos engañemos. Aunque a estas alturas ya no puedes rendirte.

Tienes todo preparado pero, espera, lo mejor sería dejarles una nota aunque sea.

Coges un papel y un bolígrafo de tu escritorio y escribes: 'No sois vosotros, soy yo. Os quiero pero, no puedo más. No quiero que os sintáis culpables, aquí la única que tiene culpa soy yo. Lo siento'.

Listo, con eso bastará.

Dejas el papel en el escritorio mientras una lágrima desciende por tu mejilla.

'¡Joder, ahora no quiero llorar, si soy feliz!'. Piensas, pero no, no eres feliz.

Vas a tu mesita de noche, abres el segundo cajón y sacas esa cuchilla que tantos cortes ha producido.

Acercas la cuchilla a tu muñeca izquierda. Te cortarás verticalmente y profundo para que no haya ningún contratiempo y salgas viva.

'Adiós estúpido mundo, gracias por provocar esta muerte'. Dices con tono irónico y en voz baja. Empiezas a llorar y deslizas profundamente la cuchilla por tu muñeca.

Amanece un día más. Tu madre te ha preparado tu desayuno favorito: tostadas con mantequilla y zumo de naranja natural. Abre la puerta de tu habitación para llevártelo y... gritos.

Tu padre se asusta y corre hacia tu habitación. La imagen conmociona: tu madre te abraza y te habla mientras llora.

'¡Voy a llamar a una ambulancia, no dejes que siga la hemorragia!'. Grita tu padre entrecortadamente.

La ambulancia llega pero... es demasiado tarde. Una noche entera y una herida de tales dimensiones, es imposible sobrevivir.

Tus padres no se lo creen. ¿Qué hicieron mal? Ellos pensaban que te conocían pero, al parecer, se equivocaban.

Han pasado dos semanas y todos te echan en falta. Tu cuarto sigue igual que ese día.

Tu madre ha caído en una depresión y no pudó aguantar más la presión y acabó con su vida por una indigesta desproporcionada de pastillas.

Tu padre se quedó solo y todas las personas que algún día te insultaron, burlaron o se rieron de ti, se sienten culpables de tu suicidio.
Ese chico que siempre te miraba desde la lejanía y que estaba enamorado de ti, no ha parado de llorar desde entonces, y tus amigos añoran tus risas y esa sonrisa tan característica tuya.

Destruiste tu vida y, sin querer, destruiste la de los que te querías."

Aquí termina esta entrada. ¿Qué he querido decir con ésto? Que antes de pensar o intentar acabar con vuestras vidas, penséis en todas esas personas que sufrirán y todas las vidas que destrozariáis con vuestra muerte.

La vida es algo precioso. Cuando sintáis que no vale la pena, mirad a vuestros padres, un bebé, un amanecer, esas fotos que te sacaste con tus amigos aquella tarde...

Sois perfect@s sonriendo con esa preciosa sonrisa que tenéis y no llorando.

La vida vale millones y sólo se vive una vez.

Sed fuertes.