domingo, 20 de julio de 2014

Memorias de una tarde en el McDonalds.

Y ahí me encontraba. Sentada en una mesa redonda del McDonalds, observando todo lo que me rodeaba. A mis espaldas, podía oír las risas de niños festejando un cumpleaños. A mi derecha, un niño de unos tres años jugaba con su padre.
Y, en frente mío, una madre abrazaba su hija, agradeciéndole a cada suspiro, el haber nacido.
Y, ¿qué hacía yo? Tan solo mirar. Observar. Nadie se percataba de mí... ¿cómo el ser humano podía llegar a ser tan humano (nunca mejor dicho) y otras veces, llegar a ser tan sádico?

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