jueves, 31 de julio de 2014

Y me lo juraste.




Y a la luz de la luna, dime todo lo que me extrañaste.
Dime que no podías vivir sin mí.
Dime que me necesitabas.
Dime que me querías. Que harías todo por mí. Que lo dejarías todo por mí.
O no digas nada. Tan solo abrázame. O bésame. O haz ambas cosas.
Pero haz algo.
Tan solo quiero que me necesites.
Necesito ser tu razón y tu perdición.
Quiero que lo jures bajo esta luna. Que ella esté presente de esto. Júralo. Dilo. Admítelo.
Admite que me necesitas, como el perro a su dueño. O como un niño a su madre.

Admite que me amabas. Que me amas. Que me amarás.
Quiero que cierres los ojos y me lo susurres.
Quiero importarte.
Quiero amarte y que me ames.
Te quiero. Y quiero quererte.
Y la luna está de testigo. Y las estrellas nos observan. Y el mundo nos espera. 
¿Por qué no hacerlo realidad?
Tan solo, solo, dime a la luz de la luna, que me extrañas y te juro, por el sol, por las estrellas, por todo, que yo también te extrañé.


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